Eran chavales con hambre de amistad, que vivían en un inhóspito mundo de soledad.
Cada cual sumido en un patetismo mayor. Se superaban en cada intento de recuperar su dignidad consiguiendo el efecto opuesto al deseado. Eran mequetrefes con poco que hacer. Calzonazos de la vida como se suele decir. Quizá recibieron poco amor, y sus padres también o no tuvieron suficiente tiempo que dedicarles. Extendiendo generación tras generación el patetismo de personas autistas y derrotadas. A veces buscaban narcóticos que les sacasen de su gris devenir.
Un milagro necesitaban para cambiar, abandonar todo lo anterior y comenzar una nueva vida desde cero. Tirar todo lo viejo e inservible y reaprender la vida y la realidad. Daba igual su nivel socioeconómico, unos tenían la presión del hambre y otros la presión de la competitividad, de alguien llegar a ser.
17.6.06
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