12.12.08
Improvisación (I)
Érase una vez un cerdo que gustaba de pasear por el campo, oler las flores y restregarse contra la corteza de los árboles para masturbarse. Se trataba de un cerdo salvaje que a sus anchas campaba por el ancho mundo. Era feliz y jamás había tenido que preguntarse o preocuparse por nada ajeno a su día a día que transcurría con todos sus deseos realizados y sin mayor problema.
Érase que se era una puta mierda de mundo calavera, de mundo matadero, de mundo estrafalario, pócima y charco vómito. Vergüenza ajena me daba dantesco espectáculo de naipes derrumbándose, de adoquines insatisfechos y autosuficientes de su dureza craneal. No había objetivos, eso era una invención del hombre blanco, parsimonia y tachuela. Mecanicismo abstracto de injurias impartidas y fenomenología barata. Cúspide convexa y frustración que no llegará porque ni existió, ¿risotada asegurada? no lo sé. Me apunto este tanto sin saber si llegará a buen puerto pues nunca supe nada y probablemente nunca lo sabré, pero gozo en mi fingida ignorancia, en mi sapiencia involuntaria, que no sé si en realidad sé algo, más que juntar palabras con sensaciones cadavéricas, arqueología del inconsciente, romper, destruir y vivir como nunca antes has vivido, como nunca antes has sentido, como nunca antes has gozado, como nunca antes has sufrido, anestesiados por una falsa realidad, tabaco y edificios, relaciones perecederas, muertas desde su nacimiento. Perversión de felicidad, alegría precocinada y tópicos baratos por un tubo, un tubo de pastillas. Hete aquí: nada. Nada que objetar, nada que añadir, nada que decir. Pues no ofrezco nada nuevo, tan sólo irrumpir en tu corazón o no, pasar desapercibido, como un suave rumor que roza la superficie sin llegar nunca a nada, sin rasgar la vestidura de insólito vestigio, de traje encajado en tu señuelo, en tu palpitante ser.
Y ya no sé seguir, creo que lo dije todo... o... eso nunca! hasta el último suspiro. O callar si así lo elijo, si nada siento que decir, en ese caso punto y a parte, seguiremos adelante, con cabeza o sin ella, sin destino y sin rumbo, espero que con memoria, pero sin prejuicios obstinados. Que aprender se aprende, ¡siempre se aprende! pero ¿aprenderemos a no olvidar? ¿aprenderemos a ser más listos? ¿a soñar, a recapitular? recapitu... ¿qué? Pfff algo de eso. Soñar, soñar... jipi de mierda, métete tus sueños insustanciales por el ojal de mil primaveras que en su día algo te permitirá, si no morir de pura incosnciencia y el sustrato de los sueños nadie lo conoce pero para cada uno son válidos, ¿no? Sólo espero que los míos no sean los de otros o amaguen sueños ocultos que nunca me pertenecieron.
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