3.5.06

Madurez


(Este es un texto psicológico, vitalista, escrito del tirón, y al mismo tiempo una declaración de intenciones, un deseo enfocado hacia el ser de una determinada manera.)

Aquí estoy otra vez, con poca disposición a escribir pues estoy cansado, son altas horas de la madrugada y me siento poco inspirado. ¿Sobre qué puedo escribir? Realmente escribir es como dejarse llevar; no hay un recorrido definido, las ideas van apareciendo y se van conjugando, ordenando, hilvanando formando un todo más o menos coherente y que quiere decir algo. Se me borraron todas las cosas que había escrito el otro día y eso me provoca frustración. Con el esfuerzo que me habían costado y lo bien y claras que me habían quedado. Pero ya ves, esto es otra prueba más, a pequeña escala, de que la vida es un continuo empezar de nuevo, recomenzar, caer y levantarse, "in eternum". ¿"In eternum"? Inmersa en el viejo y conocido proceso del avance-retroceso...siempre igual. Pero se supone que el conocimiento te aporta una experiencia que hace que cada vez seas más sabio, hábil y precavido y caigas menos en viejos errores, vueltas atrás, involuciones. Vas perfeccionando tu habilidad para sobrevivir y salir airoso de las diferentes situaciones que se presentan en la vida. Con lo cual llega un momento que estás más seguro de ti mismo, piensas que conoces más y mejor la realidad y que ya no te va pillar tan de improviso y por tanto ya puedes ver más claramente tus objetivos de ser adulto y maduro e ir tras ellos. Menos preocupaciones por un lado, conductas automatizadas, suspicacia agudizada, aprendizajes naturalizados y que se desenvuelven normalmente en el día a día o cuando se necesite echar mano de ellos...y los sentidos y esfuerzos ya pueden ponerse en otras cosas, objetivos, retos, deseos, sueños, movidas...intentas comprender...entender cosas que antes no te habías planteado inserto en un mundo que te proporcionaba demasiadas inseguridades y te aturdía y te hacía sufrir. Seguirás sufriendo, sin duda, seguirás siendo humano, pero sabes que has pasado las pruebas y que el dolor ya no será igual y lo llevarás con increíble y loable entereza.
Llega un momento en que calas mejor a la gente, tu mente va más rápido y tranquila para buscar soluciones en situaciones embarazosas cuando antes se bloqueaba y aturdía. Tienes más recursos y serenidad a la hora de relacionarte con los demás. Ya no tienes miedo. Ya nadie puede herirte. Eres lo suficientemente fuerte y crees en tí, en tu capacidad de hacer las cosas y en tu valor. Eres un coloso lleno de vigor que se levanta cada mañana dispuesto a aprender algo nuevo, a ser feliz, a construir algo bello, a sentir grandes emociones, a compartir tu vida con otros seres sin miedo y con alegría y pasión. Nada te detendrá. Ha comenzado la rueda que te empuja hacia delante y cuyos ejes ya no se paralizan por los fantasmas del pasado. Metido en un proceso imparable, en el que se juega el todo o nada, en el que habrá crecimiento, amor, dolor, pérdidas, dudas, certezas, alegrías, amargura...es el riesgo y lo bonito de la vida. Otra cosa no recibe el nombre de vida aunque se siga respirando y las células continúen haciendo la mitosis.
Y la pregunta es: ¿Dónde estoy yo? ¿De qué lado estoy? ¿Si la madurez es una línea dónde me encuentro yo? ¿En el lado más pimpollo e inexperto o en una adelantada posición que me hace vivir con más calidad y tranquilidad? También: ¿De qué lado estoy; del de los vivos o del de los muertos? ¿Del de los que buscan, se inquietan y se preguntan o del de los que estáticos están, en un punto muerto, asumida la insustancialidad o ignorada de sus ruinosas vidas? ¿Del lado de los que experimentan y viven o del de los que se estancan, dejan atrofiarse sus órganos y sin descubrir sus potencialidades? Es duro situarme. No me pondría ni en lo más crítico del lado maligno y anticrecimiento pero tampoco avanzado en el otro extremo, ni siquiera modestamente recorrido. Las cosas están claras. La dirección está clara. Hay una única dirección posible; hacia delante, hacia la libertad, hacía la emoción, hacia la diversidad, hacia la incertidumbre de perder el control, hacia la experiencia, hacia el tomar partido, hacia el definirse y no diluirse en el intento... ¿Lo haré? ¿Tendré suficientes agallas? ¿Suficiente memoria, ganas, ilusión, voluntad? Cómo frena el miedo ¿verdad? Miedo ¿de dónde saliste? ¿quién te inventó? ¿quién te parió? Quiero saberlo. ¿Eres hijo mío? ¿De que oscuro abismo surgiste? ¿Por qué estás tan triste? Haces mucho daño a esta humanidad, y creo que a veces algunos te utilizan para sus turbios fines y te haces cómplice de sus enigmáticas maquinaciones. Sólo eres digno de una cosa; del destierro, y espero que allí bien lejos dónde te vallas abandones la tristeza y veas de otra forma. Yo veré de otra forma, y seré.

2 comentarios:

Rolando Escaró dijo...

tomar conciencia de la madurez te permite descubrir que hay una linea que divide toda tu vida, madurar es descubrir de que lado de la linea estás.

Anónimo dijo...

Ey, aspirante a cínico, dale a la tecla que mola leerte!!